En Golf Santa Marina, el legado de Seve Ballesteros está presente en cada detalle. El campo, inaugurado con su primer golpe el 21 de diciembre de 2001, refleja la visión de uno de los golfistas más influyentes de la historia, que siempre buscó unir el juego con la naturaleza de manera armónica. Su implicación no se limitó al diseño técnico: Seve participó activamente en la elección de cada trazado, cuidando que el recorrido respetara y realzara el entorno natural.
Cuando adquirió los terrenos en 1988, unas 90 hectáreas en Cantabria rodeadas por el Parque Natural de Oyambre, Ballesteros ya tenía claro que quería crear un campo diferente. Su filosofía no era imponer un diseño al paisaje, sino trabajar con él. Por eso, el resultado es un recorrido que exige estrategia y técnica, pero que a la vez se integra en dunas, praderas, marismas y zonas boscosas, ofreciendo panorámicas espectaculares y oportunidades para la observación de la fauna local.
Además, Seve transmitía su pasión y conocimientos a cada etapa del proyecto, buscando siempre que el campo ofreciera una experiencia completa: desafío deportivo, disfrute del entorno y aprendizaje continuo. No es casualidad que quienes juegan en Santa Marina sientan que cada hoyo tiene personalidad propia y un guiño al estilo creativo y valiente de Ballesteros, quien revolucionó el golf europeo con su talento y su carácter.
Hoy, Golf Santa Marina es mucho más que un campo de golf; es un homenaje a Seve. Cada swing recuerda su espíritu competitivo y su respeto por la naturaleza, y cada recorrido permite descubrir cómo un genio del golf supo combinar diseño, estrategia y belleza paisajística en un solo proyecto. Para jugadores y visitantes, recorrer Santa Marina es recorrer la historia viva de uno de los grandes del golf mundial, en un entorno único que sigue inspirando a todos los que pisan sus fairways.

