Una leyenda sobre cómo nació el golf: de pastores y piedras a millones y torneos

¿Y si te dijeran que el golf no nació en campos de césped perfectamente cortado, ni en clubes exclusivos?

Una de las leyendas más curiosas que circula sobre los orígenes de este deporte afirma que todo comenzó con unos pastores aburridos.

Sí, así como lo lees. En los fríos y vacíos campos de Escocia del siglo XV, mientras cuidaban a sus ovejas, algunos pastores comenzaron a golpear piedras con palos curvos, apuntando a embocar esas piedras en madrigueras de conejo. Era un simple juego para pasar el tiempo, sin reglas ni objetivos claros. Solo golpes, viento y pradera.

Pero como todo lo que se hace con pasión, pronto se volvió algo más grande. Tan grande, que en 1457 el rey Jacobo II prohibió el golf. ¿La razón? Los soldados estaban tan distraídos jugando que dejaron de practicar con el arco, algo esencial para la defensa del reino. Sin embargo, ni un decreto real logró frenar lo inevitable: el golf ya vivía en el alma escocesa.

Con los años, el juego tomó forma. En 1754 nació The Royal and Ancient Golf Club of St. Andrews, considerado la cuna moderna del golf. Desde allí, el deporte cruzó el Atlántico y aterrizó en Estados Unidos en el siglo XIX, donde se profesionalizó, se globalizó y empezó a mover cifras multimillonarias.

Pero quizás lo más sorprendente es esto: el primer torneo femenino de golf se celebró en 1811, cuando la participación de mujeres en deportes era casi inexistente. Desde entonces, el golf ha sido un espacio donde conviven técnica, mentalidad, respeto… y una historia tan rica como impredecible.Así que la próxima vez que estés en el campo, recuerda: el golf no nació en la élite, sino en medio de la nada, entre ovejas y viento. Fue el resultado de un gesto tan simple como eterno: golpear una piedra por diversión.

Porque a veces, los sueños más grandes comienzan con un solo swing.