Para la mayoría de los golfistas, una bola que cae al agua es una pérdida inevitable. Para Glenn Berger, fue el inicio de una fortuna.
Hace 14 años, Glenn estaba sin trabajo y sin rumbo. Un día, mientras paseaba por un campo de golf en Florida, observó cómo los jugadores perdían sus bolas en los lagos. En ese momento, tuvo una idea tan simple como brillante: recuperarlas y venderlas.
Al principio, su método era rudimentario e incluso ilegal. Pero pronto encontró una forma más profesional: consiguió permisos exclusivos, se puso un traje de buzo y empezó a recuperar bolas del fondo de los lagos. Lo que parecía un pequeño negocio terminó convirtiéndose en una mina de oro.
Glenn afirma haber ganado 15 millones de dólares con esta actividad, recuperando entre 1.3 y 1.7 millones de bolas de golf al año, que vende por aproximadamente 1 dólar cada una.
Pero su trabajo no es tan fácil como parece. Bucear en los lagos de los campos de golf no solo implica encontrar bolas, sino también enfrentarse a tortugas, serpientes e incluso caimanes. A pesar de los riesgos, Glenn ama su trabajo y ha logrado convertir un problema en un negocio millonario.
Así que la próxima vez que pierdas una bola en el agua, recuerda que quizás no sea el final de su historia.