Dicen los escoceses que se puede jugar al golf incluso con sol. La broma viene al caso porque los inventores de este deporte disfrutan de cada minuto que pasan con los palos en la mano, sin importarles que llueva o truene. Sin embargo, en España tenemos la fortuna de poder hacerlo los doce meses con un clima mucho más benigno. En las zonas meridionales o insulares se vestirá de manga corta la mayor parte del año, mientras que en las más norteñas o de interior se añadirán más prendas con un aliciente extra: jugar los mismos campos con un colorido diferente.
Esto sucede en recorridos emblemáticos como La Herrería, Santa Marina o Las Pinaíllas, cuya fisonomía difiere con las estaciones en función de la arboleda que presentan. El veterano club escurialense es de los que mejor reflejan la llegada del otoño, pues se encuentra inmerso en el bosque de La Herrería, en la vertiente suroriental de la Sierra de Guadarrama y al pie del Monte Abantos. Al encontrarse al abrigo del sistema montañoso que le rodea, su peculiar mi-croclima le permite disfrutar del cambio cromático de las especies arbóreas en otoño sin perder un ápice de su calidad golfística. Es una experiencia diferente.
Es un caso similar al del precioso campo de Golf Santa Marina en San Vicente de la Barquera, situado junto al mar pero con las condiciones boscosas propias del Parque Natural de Oyambre y el único campo de 18 hoyos diseñado por Seve Ballesteros en Cantabria. Con el descenso del calor veraniego se evitan los momentos de sequía en calles y greens y se gana en un campo más receptivo para los tiros y colorido para la vista. Las más de cuatrocientas especies de fauna y flora que habitan en él se muestran en todo su esplendor y confirman que estas son fechas ideales para visitarlo.
Otro diseño de Seve Ballesteros que mejora en otoño está en Albacete. Para el director de Las Pinaíllas, Eduardo Carrillo, «ahora es una época fenomenal para jugar aquí, pues ya hemos dejado atrás el calor del verano y aún no han llegado el frío característico del inverno ni el viento que en ocasiones azota el campo. Además el campo agradece el buen trabajo realizado durante el año y muestra en esta época su mejor cara para el disfrute de los jugadores».